lunes, 16 de septiembre de 2013

Borrasca

El trueno resonó en mí
cual estruendoso estallido
de una bomba.

Tu tiranía reprimió
el puro deseo
de mi corazón.

El egoísmo puro
destrozó toda vana ilusión
que mi pasión encontró.

Ahora somos una marcha
pero no una militar
ni tampoco un carnaval
si no una fúnebre.

Fúnebre como funesta
en la que marcha adolorida
mi alma, por los pesares
que la tuya propinó
con el arma masiva
del amor.

Ahora soy como
una leona herida
mi orgullo por los suelos está.

Mi cuerpo no parece comprender
que ya no estás para besarme
que ya no estás para abrazarme
que ya no estás para amarme.

Hay una batalla campal
entre mis deidades
cuerpo
corazón
cerebro.

¿Cómo puedes pasearte tan tranquilamente?
Sabiendo el daño que me has causado
¿Es que acaso eres tan frívolo?
¿O no tienes conciencia?
¿Cómo pudiste decir que sin mi no vivirías?
¿Cómo pudiste decirme viles mentiras?

Hombre de pocas palabras
pero de muy venenosas tú eres
yo no lo sabía
y inocentemente... te entregué
lo más preciado que una mujer
a un hombre puede entregar.

No es el cuerpo al que me refiero
es al corazón, aquél que tanto
me esforcé por proteger...
Te dejé entrar
Entraste
decoraste el lugar abandonado
con toda tu parafernalia
y luego... abandonaste
como las ratas que lo primero
que hacen es abandonar el barco
ante el menor movimiento.

Ahora deberé cerrar
mi corazón nuevamente
ante cualquier hidalgo
que pretenda cortejarlo
¿Estás feliz?
Mira lo que has causado.
Me has hecho infeliz y harás infeliz
a un hombre que pretenda quererme.

Eres de lo peor.

Pero aún así...

He de decir cabizbaja que te quiero.

Qué deseo tan fuerte, tan terco.

Espero se esfumen pronto los humos de tus sahumerios pestilentes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario